¿Que es esa chispa que llega de la nada? Esa que obtenemos por única vez la primera vez que vemos eso que tanto anhelamos.
Un sueño, un deseo, un gran amor, aquello que queríamos tener y quizás nos robaron la ilusión.
Pero merecemos tenerlo, en el fondo lo sabemos. Si tan solo expulsáramos nuestros demonios de los pensamientos, seríamos eternamente libres.
Una cosa es segura, no seré quien se rinda ante mis sueños, por más que se vean en principio imposibles. Porque cada fallo es estar un poquito más cerca de lograrlo.
A veces la vida nos enseña que las cosas más preciadas son aquellas que no tienen precio. Es el olor del café por la mañana, el suave sonido de la lluvia golpeando la ventana o el resplandor de un atardecer lo que, por un momento, hace que el tiempo se detenga. Las cosas más simples tienen una fuerza silenciosa. Nos recuerdan que, en medio del caos, lo que realmente importa no es lo que podemos acumular, sino los momentos que podemos sentir. La simplicidad encierra en sí misma una especie de magia. Está en la risa sin motivo, en la flor que florece en medio del cemento, en el abrazo fuerte de alguien a quien amamos. Son estos detalles los que nos hacen darnos cuenta de que no necesitamos mucho para sentirnos completos. La vida pasa rápido, y lo bonito está en aprender a frenar, a ver lo que siempre está delante de nosotros, pero que tantas veces olvidamos valorar. Al final, los pequeños gestos, esos que quizás nadie ve, ¡Pero que llenan el alma!
Te aprecio tanto, te tengo tanto deseo, que mis besos te harían temblar mientras rogas que no se salga tu corazón de tantos latidos fuertes.
Es tan hermoso sentir la electricidad cuando recorro tu piel con las yemas de mis dedos. Es tan poderoso sentirte y a la vez imaginarnos en otro plano.
Porque al unirnos nuestras almas chocan volviéndose una sola, porque cuando nuestros labios se encuentran logramos algo más dulce que la miel.
Eternamente te pienso pura y perversamente, eternamente te tengo protegida y anhelada, eternamente veo que sos mi amor, por siempre y para siempre.
Condenado a mil tormentos de manera eterna por saber amar y que nadie me pudiera comprender. Mi enojo fue quizás porque me dejaron de lado, cuando mi pecado solo fuel amar de verdad.
Irrevocables actos de terror tuve en mi larga vida, no soy digno de llamarme ángel, ni de un cielo poder pisar. Mis demonios aún conviven conmigo, pero solo una persona que justamente no soy yo, los puede llegar a calmar.
Vivo sonriendo y haciéndome El Fuerte, cuando en realidad soy el más débil de todos. Mi careta es la del ser invencible, pero por dentro estoy hecho pedazos.
Mi amor eterno también lo encontré, pero eso es historia para otro día, porque mi deber protegerla es, de los enemigos que aún me acechan.
Solo hay uno al que temo mas, porque no se puede romper de ninguna manera, ya que quebrado por dentro está y no cree siquiera en si mismo.