Mientras se desintegraba la URSS, entrabamos en el período especial y se vaticinaba "el fin de la Historia":
Un humilde gusanito (Caenorhabditis elegans)
usaba un fragmento de ARN (gen lin-4)
para producír una secuencia corta de ARN que podía unirse a secuencias complementarias en el ARN mensajero (gen lin-14). Perdón por el trabalenguas. Esto es como si en el manual de instrucciones de la vida vinieran instrucciones para escribir el manual de instrucciones (lo que en programación se conoce como código dinámico). A los fragmentos de ARN con esta increíble capacidad se les llama microARN.
Para en gusanito esto era muy importante, pues le permite bloquear efectivamente la producción de proteínas en diferentes etapas de su vida. Este descubrimiento inicialmente recibió poca respuesta de la comunidad científica, pero investigaciones posteriores revelaron que los microARN están por doquier y desempeñan roles esenciales en varias especies,
incluidos los humanos.
30 y pico años más tarde...
El Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2024 fue otorgado a Victor Ambros y Gary Ruvkun por su descubrimiento pionero de microARN, un avance que ha transformado nuestra comprensión de la regulación genética y ha abierto nuevas vías para la investigación médica y las intervenciones terapéuticas.
¡Muchas gracias a ambos y a todos los gusanitos que se inmolaron por la ciencia!