βLa tragedia de la vejez no es que uno sea viejo, sino que uno sea joven. Dentro de este cuerpo que envejece hay un corazΓ³n todavΓa tan curioso, tan hambriento, todavΓa tan lleno de anhelo como lo estaba en la juventud.
Los grandes novelistas son novelistas filΓ³sofos, es decir, lo contrario de escritores de tesis. AsΓ lo son Balzac, Sade, Melville, Stendhal, Dostoievski, Proust, Malraux, Kafka, por no citar mΓ‘s que algunos.
Pero, justamente, el hecho de que hayan preferido escribir con imΓ‘genes mΓ‘s bien que con razonamientos revela cierta idea, que les es comΓΊn, de la inutilidad de todo principio de explicaciΓ³n y convencida del mensaje de enseΓ±anza de la apariencia sensible. Consideran que la obra es al mismo tiempo un fin y un principio. Es el resultado de una filosofΓa con frecuencia inexpresada, su ilustraciΓ³n y su coronamiento. Pero no es completa sino por los subentendidos de esa filosofΓa. Justifica, en fin, esta variante de un tema antiguo: que un poco de pensamiento aleja de la vida, pero mucho lleva a ella. Como es incapaz de sublimar lo real, el pensamiento se limita a imitarlo. La novela de que tratamos es el instrumento de este conocimiento a la vez relativo e inagotable, tan parecido al del amor. La creaciΓ³n novelesca tiene del amor el asombro inicial y la rumia fecunda.
HumorΓsticamente se han dado normas de buen estilo literario expresadas en forma paradΓ³jica. He aquΓ un decΓ‘logo recogido por Harold Evans, redactor jefe del Sunday Times londinense:
Es interesante destacar que la tumba de Marie Curie, ubicada en el PanteΓ³n de ParΓs, Francia, presenta una caracterΓstica ΓΊnica debido a su exposiciΓ³n prolongada a materiales radiactivos durante su carrera cientΓfica. Con el objetivo de proteger a los visitantes de la radiaciΓ³n residual, la tumba estΓ‘ revestida con una capa de plomo de una pulgada de espesor.
Sus investigaciones revolucionarias sobre el radio, el polonio y el concepto de radiactividad sentaron las bases para avances significativos en la fΓsica y la quΓmica. Sin embargo, su dedicaciΓ³n y entusiasmo por la investigaciΓ³n la llevaron a exponerse a dosis letales de radiaciΓ³n, lo que eventualmente resultΓ³ en su fallecimiento en 1934 debido a anemia aplΓ‘sica.
Es notable que, incluso hoy en dΓa, el cuerpo y las pertenencias de Curie siguen siendo radiactivos, y se estima que permanecerΓ‘n en este estado durante aproximadamente 1.500 aΓ±os mΓ‘s. Este legado duradero es un testimonio de su impacto profundo y perdurable en la comunidad cientΓfica.
Referencias:
- Quinn, S. (1995). Marie Curie: A Life. Simon and Schuster. - Curie, E. (1937). Madame Curie: A Biography. Doubleday, Doran and Company. - Goldsmith, B. (2005). Obsessive Genius: The Inner World of Marie Curie. W.W. Norton & Company.