Los transeúntes anónimos, de Jersy Kalina
✍ Antonio Fernández Seoane
Situada e en la calle Swidnicka de la multicultural ciudad de Breslavia, capital de Baja Silesia, tercera urbe más poblada de Polonia y una de las más importantes de la etapa medieval de ese país, el «Monumento de los transeúntes anónimos» del artista polaco Jersy Kalina, ha repercutido como una de las esculturas urbanas más asombrosas del mundo.
Esta inquietante obra, instalada en ese céntrico espacio urbano en diciembre de 2005, representa, en un conjunto escultórico en bronce, a catorce ciudadanos polacos de esos que llamamos «de a pie», a tamaño natural, divididos en dos grupos de siete que se hunden en el suelo a un lado de la calle para resurgir en el otro extremo de ella, dando la impresión de haberla cruzado por debajo.
En estas figuras, de extraordinario realismo artístico, se pueden detectar (entre otras de cualquier edad y condición social) a una madre con su hijo o a una anciana con bastón; una mujer que ha realizado sus compras y otra que porta un paraguas; un hombre con maleta y otro que lleva un neumático a arreglar.
Algunas de estas figuras son visibles en la totalidad de sus cuerpos, mientras que otras van poco a poco desapareciendo en lo que es a un lado de la acera, para volver a aparecer en la otra.
Su título original en polaco significa, en su traducción al español, «paso» o «transición», pero es popularmente conocida como la escultura de «Los peatones anónimos» o «Monumento de los transeúntes anónimos», y su significante estético está referido a una página de la historia contemporánea polaca, que fue la imposición de la ley marcial, entre diciembre de 1981 hasta julio de 1983, dado los intensos conflictos callejeros entre los partidarios del comunismo y aquellos que no lo aceptaban.
En particular, este monumento se basa en una pieza temporal de Jersy Kalina instalada en Varsovia, por lo que el simbolismo de la ley marcial se agregó para la nueva versión escultórica.
«El monumento de los transeúntes anónimos» presenta, como conjunto escultórico urbano, un extraordinario dinamismo espacial, tanto por el aporte de los ladrillos del suelo que se encuentran removidos, como por las diversas y diferentes posturas de las figuras que lo componen. Más que una obra conmemorativa, es una importante pieza de arte público y social, que hace (además) un inteligente y llamativo uso del espacio urbano. Por todo ello, la obra se clasifica como una de las esculturas urbanas más sorprendentes del mundo.