El último cinc de Glazunov
✍ Daniel Noriega
⏳ El 25 de noviembre de 1934 se ofrecía en la ciudad sueca de Nykoping, la premier mundial del Concierto en Mi bemol Mayor, para saxofón y orquesta, que llegaría a nuestra época firmada por Alexander Glazunov junto a André Petiot.
El belga Adolphe Sax había dado a conocer el instrumento casi un siglo atrás, y el compositor ruso, atraído por su sonoridad, ya entrada en el repertorio sinfónico por la audacia de compositores como Meyerbeer, Bizet y Saint-Saëns, dispuso su interés en la creación de esta obra de apenas un cuarto de hora de duración.
De antes, en el nuevo siglo, se cita a Claude Debussy como el autor de la primera partitura en la cual el saxofón adquirió una absoluta categoría solística, situando a los compositores franceses como los que, con más asiduidad y fortuna lo emplearon en sus orquestaciones, aunque también rusos y soviéticos acudieron con frecuencia a esta familia instrumental.
Entre estos se encuentra Glazunov, quien escribió este Concierto para saxofón y orquesta durante 1934 en París, donde residía desde 1928.
La obra, en un solo movimiento, caracterizada por su carácter sobrio y cierta melancolía, ha repercutido igualmente por ciertas influencias del pentagrama popular, inusitadas entre el conjunto de creaciones de Glazunov, llegando a ser parte del repertorio obligado para saxofón solista.