Expertos del Invierno
Había una vez un pequeño roedor de suave y elegante pelaje suave. Su población era grande, desde las playas a las altas montañas podían hallarse aquellas que no eran ni cobayas, ni marmotas o conejos.
Los conquistadores del Nuevo Mundo comenzaron a codiciar el producto del pelaje y la piel. Menguo la población de chinchillas a números alarmantes.
Por doquier se pagaban escandalosas cantidades por la piel de chinchilla en países fríos de Europa y Norteamérica.