Wilma Alba Cal, una nueva mirada desde la musicología
✍ Layda Ferrando
Recientemente ha visto la luz una investigación musicológica centrada en la figura de una relevante compositora cubana: Wilma Alba Cal.
Resultado de una tesis de grado para obtener el título de musicología, el trabajo de Meily Téllez Vilaboy propone un primer acercamiento historiográfico a la compositora a través del examen de los rasgos de estilo que identifican su producción de música coral.
Sin embargo, su alcance académico es mayor: se trata de un trabajo que se inserta en una línea epistemológica que se aleja un tanto de ciertos cánones establecidos para los ejercicios de culminación de estudios.
En primer lugar, Téllez aborda la vida y obra de una joven compositora del ámbito de la música de concierto contemporánea cuando todavía están por estudiar muchos músicos de períodos anteriores.
Realidad que evidencia las tareas pendientes de la musicología cubana y también es una satisfacción porque (si tomamos en cuenta los resultados ya alcanzados en ese sentido) veremos más claramente la prodigalidad de nuestro patrimonio musical.
Validar la pertinencia de semejante elección es una de las fortalezas del trabajo realizado por Meily Téllez.
La musicóloga documenta la impronta de Wilma Alba por más de una década como compositora y pedagoga; sistematiza la presencia de su obra en los principales eventos de la música en Cuba; establece, a través del análisis, los rasgos de estilo de su producción coral; completa su catálogo de obras; y elabora el catálogo de publicaciones digitales.
Esto último reviste gran valor, pues no solo informa de la repercusión de su creación en los principales escenarios y eventos musicales en el país y en el exterior a través de los medios digitales, sino que ofrece valiosos correlatos respecto al estado actual de la composición y a la circulación de la música académica cubana.
La tesis está concebida y expuesta desde una escritura afectiva de la biografía musical. Y, si bien resulta polémica esta concepción, la considero una fortaleza.
Coincido con la musicóloga mexicana Ana Alonso Minutti cuando define que desde lo afectivo es posible contrarrestar la pretendida neutralidad y racionalidad de los modelos impuestos por la disciplina.
Se rompe así el canon que exige al musicólogo investigador tomar distancia de su objeto de estudio y no dejarse llevar por los pensamientos emocionales.
Meily Téllez lo declara desde el principio, cuando plantea que «la investigación surge de un principio afectivo-formativo», pues la compositora fue su maestra en el nivel medio del Conservatorio de Música Guillermo Tomás.
Con Wilma aprendió análisis, contrapunto y canto coral, formó parte del proceso creativo y pedagógico de la compositora, y creció musicalmente.
Más tarde, como investigadora, abordó el análisis musical de las obras corales de Wilma también desde la escucha subjetiva y emocional, lo cual deviene ejercicio afectivo y performático dentro del estudio musicológico.
Al mismo tiempo revela (más allá de lo que expone la partitura) que la compositora escribe música para intérpretes con los que tiene una relación afectiva; relaciones afectivas que también se manifiestan en su interacción con la música popular cubana y latinoamericana, así como con determinados escritores del Continente.
Relevante la obra de Wilma Alba Cal. Congruente y valioso el ejercicio académico de Meily Téllez, quien recién comienza su camino musicológico, y ya tiene claro que son nuestras relaciones afectivas con los materiales de estudio las que impulsan el trabajo de investigación.
📸 Wilma Alba Cal y Meily Téllez Vilaboy / Facebook Meily Téllez Villaboy