Me miras a los ojos y me llamas fría. Si te soy sincera, no es la primera vez que escucho esa palabra, al contrario, me persigue día tras día. Y sí, quizás tienen razón, quizás soy demasiado fría en una sociedad donde todos buscan calor. Pero alguna vez te has preguntado el por qué. ¿Por qué soy así ?¿Qué apagó mi llama? Sinceramente es mejor que no te lo preguntes. Irónico, pero, ni yo misma lo sé. Tal vez fueron las disoluciones. Quizá fueron las miradas aplastantes y ese dedo que siempre me señalaba. Tantos mirándome como poco cosa que al final de la historia yo terminé mirando por el mismo filtro que ellos. Uno a uno sofocando esa llama, escupiendo sobre ella. Se apagó, se fue para no volver y me dejó sumida en un estado tan frío y distante del cual ya es imposible volver. Porque ya no sé cómo ser la de antes. Porque esa persona ya no existe. El calor se extinguió y la escarcha comenzó a circular por mis venas. Muy lentamente, congelando cada rincón, hasta que finalmente, llegó a mi corazón.💫💫💫💫💫💫💫💫💫💫💫💫