🌿 SAN EULOGIO DE CORDOBA, presbítero y mártir
† 9 de enero 859 - de España
Se ha dicho que san Eulogio fue la mayor gloria de España en el siglo IX. Córdoba se hallaba entonces ocupada por los moros, quienes la habían convertido en su capital. Los moros toleraban a los cristianos, aunque les imponían condiciones vejatorias. El culto público se les permitía mediante el pago de un impuesto mensual; pero el proselitismo se castigaba con la pena de muerte.
Cuando murió el arzobispo de Toledo, el clero y el pueblo eligieron a san Eulogio para sucederle; pero el santo fue ejecutado antes de su consagración.
Había en Córdoba una joven llamada Leocricia, convertida y bautizada por un pariente, aunque sus padres eran mahometanos. Esto constituía un crimen que se castigaba con la pena de muerte. Cuando los padres de la joven se enteraron de lo sucedido, la golpearon y maltrataron cruelmente para hacerla apostatar. La joven narró sus cuitas a san Eulogio, quien con la ayuda de su hermana Anulona, la ayudó a escapar y la escondió en casa de unos amigos suyos.
Las autoridades descubrieron el sitio en que se hallaba la joven y llevaron ante el kadí a todos los que la habían ayudado a escapar. Sin amedrentarse por ello, Eulogio dijo al juez que estaba dispuesto a mostrarle el verdadero camino del cielo y declaró que Mahoma era un impostor.
El kadí le amenazó con hacerle perecer a latigazos. El santo respondió que nada le haría renegar de su religión. Entonces, uno de los presentes habló en privado a san Eulogio, diciéndole:
«
Está bien que los ignorantes se precipiten a la muerte; pero un hombre de tu ciencia y de tu posición no debería alentarles con su ejemplo. Hazme caso; pliégate a las circunstancias y di una sola palabra. Después podrás practicar libremente tu religión y te prometo que no te molestaremos más».Eulogio replicó sonriendo:
«Si sospecharas siquiera el premio que espera a quienes perseveran hasta el fin en la fe, cambiarías en el acto todas tus dignidades por él». En seguida empezó a predicar osadamente el Evangelio a los presentes. Para evitarlo, el juez le condenó inmediatamente a muerte.
Uno de los guardias que le condujeron al sitio de la ejecución le abofeteó por haber hablado contra Mahoma; el santo presentó con gran mansedumbre la otra mejilla y recibió otro golpe. Al llegar al lugar del martirio, san Eulogio presentó el cuello al verdugo. Santa Leocricia sufrió el martirio cuatro días después.
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