"A cada paso, en cada esquina" Hoy salΓ. Afuera estΓ‘ la misma ciudad de siempre, con el mismo olor a vida, a todo menos a ti. El olor de tu ausencia es otro humo de cigarro asfixiante, otro basurero arruinando el paisaje perfecto del Caribe. Hoy la ciudad no se parecΓa a nuestro Santiago, a nosotros siempre nos tocΓ³ el Sol, y hoy se me erizΓ³ la piel al tacto de la lluvia, al frΓo sin sentido de un abril con menos sentido aΓΊn. Me siento ajena, dos cosas van ya que no hallo en estas aceras que hace nada eran tan mΓas, tan nuestras: tΓΊ y el Sol. Β‘Menuda combinaciΓ³n! Tal vez el Sol eras tΓΊ y por eso tu ausencia nos ha dejado asΓ, cubiertos por un manto de sombras, con amenaza de llanto a todas horas y perdΓ³n si me pongo melancΓ³lica, pero cΓ³mo no ponerme melancΓ³lica sΓ hasta el cielo te extraΓ±a, hasta el cielo te llora. Santiago me tiene lΓ‘stima, me compadece a cada paso, en cada esquina, me pide perdΓ³n a gritos y no entiende que no es su culpa, ni mΓa, ni de nadie. Santiago estΓ‘ vivo, mΓ‘s que yo al menos, mΓ‘s que nosotros. Sigue teniendo calles estrechas, parques, iglesias, la Catedral, Enramadas, sigue teniendo mΓΊsica, sigue pariendo gente... Pero por mΓ‘s que lo intente no puede parirte de nuevo, no puede sacarte de dΓ³nde ya no estΓ‘s, no puede sembrar una semilla de una planta extinta. Nuestro Santiago lo intenta, yo lo intento y cambio de ruta para no acordarme, pero esta aldea ya la anduvimos completa y estΓ‘s en todas partes, con tu seriedad de siempre, tu andar callado, tu risa divina. ΒΏCΓ³mo te saco de donde ya no estΓ‘s? No puedes irte, Santiago escogiΓ³ retenerte, eres suyo, siempre suyo, siempre mΓo. RosiπΉ
"La casa tiene un olor extraΓ±o" La casa tiene un olor extraΓ±o. El olor de las almas vacΓas y las miradas sin gracia, de las palabras marchitas y las mentiras baratas. Huele a podrido aquΓ dentro, huele a funeral. La casa muere un poco cada dΓa desde que tiraste la puerta. Agoniza sola, desolada. Huele a sueΓ±os rotos, a pasado perfecto y presente continuo, a futuro incierto, a la sequΓa agrietante de un desierto. Huele a noche cerrada, a luna fugada, a sonrisa perdida, a felicidad encarcelada. Huele a silencio, apesta a vacΓo. RosiπΉ
"ΒΏPresencia o esencia?" A pesar de mi constante insistencia, de la evidencia de mi necesidad pura de su cuerpo, de mi corazΓ³n desbocado, de mi piel despierta, permΓtame una aclaraciΓ³n pertinente: no es mi deseo estar con usted, compartir tiempo y espacio, calor y sudor, saliva, sabor y tacto. PreferirΓa yo mΓ‘s bien el humilde privilegio de ser a su lado. No busque el amor en mi presencia, cuando soy, casi siempre me hallo ausente, perdida en un mar de cosas pasadas, futuras y ficticias. EnamΓ³rese de mi existir, rΓ³bele un beso a mi esencia, acaricie la espalda de los sueΓ±os que me guardo, de las ganas que me aguanto. EnamΓ³rese de mΓ, no de mi sombra si me roza el Sol, no de las piernas sobre el sofΓ‘, no de la carne. Si estoy, tendrΓ‘ justo eso, una sombra, un cuerpo de compaΓ±Γa; si me desnudo y soy, entonces me tendrΓ‘ a mΓ. RosiπΉ
A todas las Danielas, las de nombre y las de alma. El mundo brilla por ellas. "Daniela" Daniela es muy pequeΓ±a, a veces parece perderse en el mundo. Tiene la inocencia divina de los afortunados y pudiera iluminar una galaxia con su sonrisa. Se hace trenzas y lazos en el pelo y sabe todas las propiedades de las funciones. Daniela teme a las araΓ±as, los insectos raros y los hombres que hablan bonito. βEsos siempre mientenβ dice. A Daniela le aterra que tener miedo sea normal y haber perdido el tiempo haciendo tormentas en charquitos de lluvia. βMe da miedo estarle cogiendo miedo a la vidaβ me dijo un dΓa. Daniela es asΓ. Quiere mucho a la gente, las cosas, los animales, los astros, aunque a veces se olvide de quererse a sΓ misma. Sabe mucho de todo, el cofre de su memoria ha de estar lleno, el de su corazΓ³n, desbordante. OjalΓ‘ el universo le devuelva una flor siquiera, del jardΓn que se ha pasado la vida plantando. RosiπΉ