Hoy en 1886, en la playa de San Sebastián, en territorio argentino de la isla Grande de Tierra del Fuego (extremo sur de América), ocurrió la “matanza de San Sebastián”.
Como parte de una expedición de exploración auspiciada por el gobierno argentino, soldados liderados por el capitán Ramón Lista desembarcaron en la playa de San Sebastián, y mientras exploraban la zona divisaron a lo lejos un campamento de indígenas “onas” o “selknam”.
Sin que los indígenas representaran ninguna amenaza ni ofrecieran ninguna muestra de hostilidad, Lista ordenó a sus hombres desenfundar las armas y abrir fuego contra ellos. En pocos minutos, murieron masacrados a balazos 26 selknams, hombres, mujeres y niños.
Un sacerdote salesiano, José Fagnano, que acompañaba a la expedición, se enfrentó a Lista y le recriminó por la matanza, pero Lista amenazó con hacerlo fusilar. Tras la matanza, los soldados hicieron un recorrido por el lugar y momentos más tarde encontraron, oculto tras unos matorrales, a un joven selknam de unos 20 años, al que mataron de 28 balazos.
Esta fue la primera de una serie de matanzas conocidas como “genocidio selknam” que, en un lapso de 20 años, entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, aniquiló casi totalmente a la población indígena de la isla.
El genocidio se dio cuando a Tierra del Fuego comenzaron a llegar los colonizadores europeos, argentinos y chilenos. Éstos nunca aceptaron la soberanía de los selknam. Hubo verdaderas cacerías humanas, avaladas por los Estados de Chile y Argentina, y se llegó a pagar una libra esterlina por hombre muerto.
Algunos indígenas terminaron en las misiones salesianas fuera de la isla. Los niños sobrevivientes fueron dados en adopción. Muchos perdieron sus nombres y crecieron sin saber sus orígenes. La última representante pura de este pueblo, Ángela Loij, falleció en 1974. Actualmente solo existen algunos descendientes mestizos de esta etnia.
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