*Era fan de la serie "Friends", siendo Joey el personaje con el que más se identificaba.
*Dormir por las noches a veces era muy difícil para él. Desde pequeño padecía de insomnio secundario. Por esa razón tenía ojeras y un aspecto cansado la mayoría del tiempo.
Llevó el sexo a otro nivel y experimentó el más grande orgasmo de su vida cuando asesinó. Se bajó de la cama cubierta con sábanas de imitación de seda blanca y barata, y contempló el débil e inerte cuerpo femenino desde la mitad de la habitación. Ahí, todavía desnudo con los restos de la delicia sobre sí y un cigarrillo rozándole los labios, ejecutó lo que tanto había soñado.
Mutiló a su víctima.
Degustó a su víctima.
Se conectó con su víctima.
Fuera de aquellas espantosas acciones, Poe se mostraba como un joven sumamente atractivo, elocuente, gracioso, inteligente y muy apegado al buen estilo. A pesar de todo era culto. Le gustaba leer, ir al teatro, ver películas y sentarse en soledad de vez en cuando a pensar.
Nunca, en ningún momento, se arrepintió.
Ni siquiera cuando incendió el cabello de su madre.
Ni siquiera cuando vertió veneno para ratas en el whisky de su padre.
Ni siquiera cuando azotó tanto a una muchacha de catorce años que se le había insinuado en la escuela.
Poe transformó el dolor del rechazo de sus padres en formas creativas de hacerse «feliz». Llenó un vacío con juegos sexuales extraños, canibalismo y libros, y aprendió a usar su atractivo para engatusar.
A los quince años, su tía Danna, siendo la única que lo aceptaba, lo acogió en su casa en el pueblo de Asfil, y le enseñó que había mucha más gente como él en aquel mundo.
Fue cuando aprendió que la víctima se llamaba presa y que él era un cazador.
Llevó sus deseos a un nivel explosivo y decidió que su único trabajo sería seducir. Se volvió más calculador y pasó de asesinar de forma inmediata a aprovechar su presa al máximo, sacándole lujos y bienestar económico a cambio de sexo.
Cuando se aburría, los desechaba.
Conoció a un muchacho llamado Damián que llevaba mucho más tiempo sabiendo lo que era realmente y al encontrarse con una persona tan opuesta a él, tan indiferente a todo, aprendió que la amistad era posible. Aun así, Poe nunca ignoró el hecho de que Damián era atractivo, de que despertaba emociones extrañas y lujuriosas, pero supo separar sus deseos para darle paso a un sentimiento puro y leal. Su relación se convirtió en un verdadero compañerismo muy ligado a la hermandad.
Se permitió ampliar su círculo con Archie y Tatiana, una pareja poco convencional que se unió a su grupo con Damián.
Presenció el amor en primera fila, pero nunca creyó fuera algo importante o necesario, así que no se incluyó en su lista de intereses.
En su mundo, él era el único importante y no había espacio para nada más.
A pesar de que a simple vista lograba encantar, la naturaleza de Poe llegaba a ser mucho más perversa que la de cualquier otra persona del noveno mes, por el simple hecho de que a sus ojos todo lo que hacía estaba bien. Actuaba más por necesidad que por cualquier otra cosa, siendo, en realidad, muchísimo más cruel que los demás por no saber que lo era.
Conoció a Eris, la mejor amiga de Padme y se sintió inmediatamente atraído por la pelirroja, así como cualquier cosa que tuviera una característica “distinta”, despertaba en él una necesidad de posesión que no acaba hasta que se sentía dueño de aquello. Pero fue una sorpresa que aquella muchacha lo desafiara, aumentando sus ganas de llevarla por el camino de la depravación para jugar con ella cuanto quisiera hasta poder verla agonizar.
✨ Curiosidades:
*Poe lleva los nombres de dos grandes escritores y poetas de géneros distintos.
*Era un seguidor de la moda masculina.
*En ciertas ocasiones se burlaba de la religión al hacer una "oración" antes de matar a alguien.
*Nunca lo admitió, pero sintió que Padme le agradaba como una amiga.
*Prefería matar personas que animales, porque lo consideraba un éxito mayor.
*Era tan vanidoso que se excitaba al verse desnudo al espejo.
*En ocasiones escuchaba voces, pero eso nunca se lo dijo a nadie.
*Su nombre se pronuncia como se lee: "Poe". No "Pou".
*Prefería comer carne humana la mayoría del tiempo, pero tenía que variar con carne común.
Como todos los de su «raza», nació un 9 de septiembre de 1994. Sus padres eran personas normales que sabían que habían engendrado un niño especial.
Él, además de su tía Danna, eran los únicos dentro de su familia nacidos en el noveno mes, por lo tanto, tuvo una infancia dura.
Desde pequeño, Poe comprendió que era diferente y supo como ocultarlo, pero no tuvo intenciones de reprimirlo. Aceptó su naturaleza con suma tranquilidad, sintiéndose a gusto al dejarla fluir.
Sus instintos se manifestaron de distintas formas, ninguno más fuerte que otro.
Sintió curiosidad por la sangre a muy temprana edad.
Nunca lloró al caerse o al rasparse las rodillas.
Desafiaba las actitudes comunes de su condición. Era un niño indiscreto, entrometido y muy hablador, cosa que irritaba sin medida a sus padres.
Pisaba insectos con demasiada frecuencia y se entretenía buscando ranas y salamandras con la intención de «ver qué tenían adentro». Las dejaba debajo de su cama, porque cuando su madre las descubría, solía regañarlo a gritos e insultos.
Escuchó muchos «¡Poe, no se hace eso!», «¡Poe, eres malo!», «¡Deja de hacer esas cosas tan raras!» y sin embargo no se reprimió. Aquello aumentó su necesidad por saciar sus ansias, pero también forjó una chispa de resentimiento hacia esa persona a la que debía llamar «mamá».
Era adulado constantemente por ser un pequeño de rizos rubios y ojos grandes que podía llegar a inspirar ternura.
En la escuela logró destacarse en cada tarea, pero en el ámbito social las cosas seguían siendo extrañas.
Poe sentía una casi insana necesidad por saber qué había debajo de las faldas de las niñas, y de cómo lucía eso entre las piernas de los otros niños.
Sus padres fueron avisados a los cinco años, luego a los seis, luego a los sietes e incluso hasta los ocho años de que era un niño con «mañas raras» y que no respetaba la privacidad ajena; un niño que no seguía las reglas de conducta y que no se separaba del egoísmo.
Lo reprendieron con castigos, gritos, bofetadas e idas al psicólogo en las que supo, sorprendentemente, como ocultar su estado mental. Poe, dentro de su audacia, sabía como responder a todas las preguntas, a todas las imágenes y a todas las pruebas para ser considerado normal. Así que la curiosidad sexual que tenía fue tachada como una etapa que luego desaparecería.
A sus diez años consideró la flagelación como una vía de develamiento. Descubrió que el dolor lo satisfacía y que lamer su propia sangre era una delicia. Dejó de hacerlo cuando sintió que su cuerpo y su aspecto eran muy valiosos como para tener marcas.
A los doce años, cuando la pubertad estaba un pie dentro y un pie afuera, su característica dominante se distinguió. Poe era sexualmente activo de una forma escandalosa, y, ligado a eso, sentía una alarmante necesidad por saciar un deseo que había aflorado de forma repentina: probar la carne humana.
Había matado animales, muchísimos, pero algo dentro de sí le decía que no estaba satisfecho.
Perdió su virginidad con una prostituta de cuarenta y seis años a sus once. Ni siquiera experimentó el orgasmo, pero la simple visión de un cuerpo desnudo y un universo entero sin descubrir formó en el muchacho instintos perversos. Se acostó con cada mujer que pudo hasta que, buscando el verdadero placer, encontró en muchachos más débiles y escuetos con rostros de porcelana y labios de niñas, la «maravilla» de la dominación.
Sometió a cada individuo, fuera hombre, fuera mujer, y se posicionó mentalmente como un salvaje sexual que podía llevar a cualquiera al placer más desbordante. Y, aun así, con catorce años, con todo y una reputación en los lugares más ocultos de buen amante joven, habilidoso con lengua, dedos y labia, no se sintió pleno.