Me alegra saber que no soy la única persona que experimenta muchísimas cosas, sensaciones, cualquiera se puede identificar o disfrutar de una lectura... Bienvenidos a mi bitácora.
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La gente simplemente es amable y gentil, ¿por qué debería pensar otra cosa? Es hora de adormecer aquella parte que piensa que las posibilidades que se pintan en mi cabeza son reales; son una ilusión, una utopía.
Si nada es nuevo, permíteme sentir calor a tu lado porque el mundo es frío, aunque haga calor durante el verano. Me siento ajeno a todo y también desganado, sumido en una constante depresión que casi nadie es capaz de ver, créeme que busco paz.
Nuestro amor prohibido, como un cigarrillo robado en la noche, arde fugazmente con un placer intenso y peligroso, dejando tras de sí solo el amargo aroma del arrepentimiento y la dulce nostalgia del humo.
Cuántas noches has pasado sorteando el insomnio, pretendiendo dejar tu mente en blanco; absorto, respirando lento grandes bocanadas de aire fresco que te obligan a mantener la respiración y al final sientes que no respiras nada; ansioso... Es curioso, el humano no funciona en la oscuridad, el sol lo alimenta mientras las horas pasan y pasa un nuevo ciclo.
Antes me aterrorizaba la oscuridad y me decía a mí mismo «no pasa nada» después de ver una sombra de reojo bajo un farol en la calle, tétrica. Hace tiempo que no hago rondas nocturnas cuál guarda de seguridad para despejar la mente... y lo necesito.
A veces uno no confía en su propio potencial para vivir, para sortear las vicisitudes de la vida, para sonreír o para entender que la mayoría de las cosas y las personas son, lamentablemente, fugaces. Recurrentemente me pregunto cómo viven las personas que no padecen ansiedad, depresión y que viven la vida al límite, aquellas que no tienen problemas para socializar o a las que no les afecta hablar con alguien hoy, acostumbrarse a esa persona y después dejarla ir, sin ataduras.
Yo sigo buscándole el sentido a vivir, honestamente me arrepiento de muchas cosas y entendí hace algunas semanas que de nada me sirve recordar los momentos agridulces de mi vida. De Arcane aprendí que pa' que algo funcione algo se debe dar a cambio, seguir y superar, sin más.
Me dejaste de lado como a una guitarra olvidada, cuerdas de silencio, ecos de un amor que se apaga. Fui la musa de tus sueños, melodía en tu albor, ahora yago en la penumbra, sin ritmo, sin calor.
Cubierta de polvo, el tiempo me abraza, mis notas son susurros que el viento desplaza. Atrapada en un torbellino de recuerdos que me desquician, donde cada acorde perdido en mi pecho se desliza.
Recuerdos de risas, de bailes bajo estrellas, de promesas susurradas en noches tan bellas. Pero el eco se apaga, y el silencio se asienta, como sombras que danzan, mi voz se ausenta.
Oh, cómo anhelo el roce de tus dedos en mi piel, la pasión que encendía cada cuerda con su miel. Ahora soy un objeto, un relicario de antaño, una historia olvidada en el rincón del daño.
Si tan solo volvieras a tocarme con ternura, a despertar la música que en mí aún murmura. Quizás en un instante, la vida resplandezca, y de esta guitarra olvidada, una sinfonía fresca.
Pero en esta penumbra, donde el tiempo no avanza, sigo siendo un eco de nuestra última danza. Me dejaste de lado como a una guitarra sin dueño, y en el silencio profundo, me ahogo en mi pequeño sueño.