Mi alma lloró, pero mis ojos no reaccionaron; en un mar de emociones contenidas, el dolor se ahogaba en silencio, atrapado en un rincón oscuro de mi ser. Las lágrimas, aunque deseaban salir, se convirtieron en prisioneras de un corazón que se negaba a mostrar su fragilidad. Cada latido resonaba como un eco de lo que sentía, mientras el mundo seguía girando ajeno a mi tormenta interna.
"Sé, que si te dejo ir, será para siempre... Me conozco perfectamente, sé, que jamás iría a buscarte y, sé que si tú vienes a mí, tampoco he de recibirte, por eso es preciso que te quedes ahora. si aún sabiendo esto, te vas, entonces no hay más que decir, hasta nunca."
me di cuenta que lo que cura no es el contacto cero, ni el tiempo, ni siquiera la terapia, lo que en realidad te cura es aceptar tus sentimientos, dejarlos existir, saber lo que mereces y que no necesitas superar al 100% las cosas para vivir una vida feliz y tranquilo.
corté muchísimos vínculos cuando me di cuenta que si yo no hablaba, no me hablaban, si yo no decía de juntarnos, no nos juntábamos, si yo no preguntaba como estaban, no me lo preguntaban; duele darse cuenta, pero también es un poco aliviador ya no rogar amistad o atención.