La muerte de Jean Marie Le Pen, pone fin a una generación de políticos que asistieron escandalizados a la desaparición espiritual de Europa, arrasada por la invasión militar, cultural y la usura anglosajona que amenazaba la civilización, la propia existencia de las naciones europeas y fomentaba la pérdida de valores morales, de la soberanía en manos de élites no elegidas por nadie y la invasión migratoria que sería, que es, la puntilla final a un continente que no sabe ya qué es ni donde va. Ante esto, Le Pen, se alzó como defensor de una Francia y de una Europa, cristiana, culta, alegre y libre del comunismo y del capitalismo anglosajón, que la había dividido. Un personaje, a veces contradictorio, siempre polémico, pero fiel a sí mismo y a la idea que encontró de joven y a la que sirvió hasta el final de sus días. Descanse en paz