Todos tenemos un ojalá en nuestras vidas. Alguien que pudo ser, y se quedó en la puerta sin entrar. Una chispa que no encontró dónde hacerse llama, que se apagó sin dejar huella. Alguien que cuelga de tus recuerdos y que de vez en cuando provoca que se derrame algún "y si". Pero no fue ni será.