No me gusta pensar en ti los domingos, no me gusta porque pienso en lo que no fue. Y me hace preguntarme qué estarás haciendo, si estarás de pronto en algún bar, solo en casa, con amigos viendo el partido o tal vez con alguien más. No me gusta pensarte los domingos, porque sé que no estás en tu rutina, no estás en tu trabajo ni en un autobús esperando llegar a casa a dormir. No me gusta pensarte los domingos porque no tengo idea de lo que haces, porqué no sé lo que piensas ni tampoco sé si me piensas. Odio recordarte el último día de la semana porque parece que entonces todo este tiempo ha sido en vano porque tal vez no te he olvidado. Odio pensar en la posibilidad de que en el fondo te he esperado y no has llegado. Y sobre todo, detesto la idea de que alguna vez tú también hayas planeado volver y no lo hayas hecho.