Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré (Salmo 5:1).
Reflexión: La oración es un gran privilegio que nos ha dado Dios, por medio de ella tenemos un medio de comunicación directa con nuestro Padre. No se trata de solamente orar sino hacerlo con ansia, anhelo, expectación y alegría, porque por medio de la oración nos comunicaremos con nuestro Padre y experimentaremos su poder; fomentaremos la relación, recibiremos su amor, somos fortalecidos en momentos de debilidad o dificultad, muchas tragedias son evitadas, somos perdonados, las fuerzas del mal son derrotadas, se dan soluciones a problemas, respuestas a nuestras peticiones y un sinfín de maravillas que se logran a través de la oración. No debemos orar solo porque se ha vuelto una tradición, por cumplir, por una obligación moral, sino regocijados, dedicándole calidad de tiempo a nuestro Padre. Sigamos el ejemplo de los grandes hombres de fe de la Biblia, como lo fue el rey David, un modelo de espiritualidad y de Fe. Cada día por la mañana buscaba a Dios a través de oración de forma constante y genuina, para expresar su sentir y su clamor, esperando respuesta a su oración. Oremos para ponernos de acuerdo con nuestro Padre desde el primer momento del día, para buscar su bendición y recibir su maná celestial. Busquemos a Dios todos los días y enseñemos a nuestra familia a hacerlo, es la mejor forma de vivir fortalecidos y regocijados en el Señor.