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LA SINFONÍA N.º 9 EN RE MENOR, OP. 125
La sinfonía, con una duración aproximada de 65 minutos, posee cuatro movimientos:
🎵 I. Allegro ma non troppo, un poco maestoso
🎵 II. Scherzo: Molto vivace - Presto
🎵 III. Adagio molto e cantabile - Andante Moderato - Tempo Primo - Andante Moderato - Adagio - Lo Stesso Tempo
🎵 IV. Recitativo: (Presto – Allegro ma non troppo – Vivace
La textura es muy diversa. Sorprende el solo de bajo a modo de recitativo apenas sin acompañamiento instrumental.
El tema primero es presentado como melodía acompañada también por el bajo. Al intervenir el coro, generalmente lo hace de manera homofónica. Constituye una grandiosa arquitectura musical con diversas texturas que van desde el recitativo a la doble fuga pasando por solistas, coro, etc. La letra, en alemán, está muy bien acompasada con la música, utilizando los unísonos del coro y metales para enfatizar un mensaje.
Dentro del movimiento hay diversos ritmos. Binarios y ternarios.
La melodía sigue teniendo unas proporciones clásicas de 8 compases. La armonía es tonal pero ya muy desarrollada acercándose al romanticismo.
Los matices de intensidad quedan repartidos en el largo movimiento, desde el pianissimo al fortissimo pasando por las intensidades intermedias. Sin embargo predominan los fortes, expresando con vehemencia el texto en los coros. Predomina el tempo allegro. Solo hay un adagio y un andante y sin embargo hay varios presto y un prestissimo al final.
La Novena Sinfonía empieza de forma poderosa, con un tema principal que transcurre en escalas y variaciones trepidantes, con incisos más adelante para los momentos líricos, nuevamente interrumpidos por la intensidad titánica de la composición. El volumen de la sinfonía es brutal para la época.
El segundo movimiento es calificado por algunos cronistas como
“el infierno en llamas”, por su contundencia y velocidad, suavizado majestuosamente en la recapitulación.
El tercer movimiento, aunque sosegado, conduce firmemente a lo que será el cuarto movimiento, que contiene una melodía fácilmente reconocible y mundialmente famosa y original de Beethoven. El movimiento comienza con breves recapitulaciones de los movimientos anteriores, a los cuales los violonchelos contestan con comentarios inicialmente pensados para la voz humana. Finalmente, el bajo irrumpe con una llamada "Amigos no en esos tonos..." tras lo cual la melodía basada en la oda es tocada, primero por la orquesta, y luego por el coro.
Los violonchelos, las flautas y los oboes crean el clima y las voces masculinas y femeninas se alternan declamando la “Oda a la Alegría” de Schiller (de ahí lo de “Coral”), arropadas por el todo orquestal.
La sinfonía avanza y se eleva sobre sí misma, mientras los coros llegan a niveles atronadores. Una doble fuga da el contrapunto pausado que lleva al veloz y prolongado cántico final, un desenlace de sinfonía único. Beethoven quería impresionar a sus oyentes y subrayar sus propósitos de fraternidad universal, y lo logró con este movimiento.
La popularidad y belleza del tema de la alegría en este movimiento ha hecho olvidar los otros tres de una belleza y singularidad excepcionales, constituyendo un todo hermoso y coherente los cuatro movimientos.
@ClasicaAlAtardecer