Solía fumar para sentirme diferente. La pose, las manos ocupadas, el humo plateado que sobrevolaba fuera de mi boca cuál magia. Vivía por esos segundos que le robaba a la luna, peleando por ver cuál brillaba más. Si mis pulmones, o sus grietas.
Con un cigarro en la mano era mas que... yo mismo. Era grande, valiente, adulto y sin miedos.
Por eso dejé de fumar cuando te lo prometí, porque no necesitaba sentirme alguien más, por qué estaba satisfecho con quién era en ese momento. Más que contento con tus buenos dias, con mis te amo, con el anillo que brillaba incluso mas plateado que el cartón encendido que llevaba en la mano.
¿Ahora? preguntas. Ahora... fumo para recordarte, para volver a esos días dónde amanecía con el propósito de hacer de tus mañanas mas amenas, menos solitarias.
Ahora fumo porque en el humo veo fragmentos de lo que una vez fuimos, y cuándo apago el cigarro, diviso en la colilla el punto final en nuestra historia. Una que no me atrevo a escribir, incluso ahora. Camino con el miedo de equivocarme, y usar una palabra que puedas malinterpretar, un sustantivo que no haga justicia a la gloria que cargas en tu pecho, en tu cuerpo. Tu piel mas marrón que el cigarro que cargo, tu sonrisa, de todas la mas brillante.
Ahora fumo por que yo y la luna guardamos el secreto que, de tanto decírtelo, no puede llamarse eso.
(tú) Tan fascinante, (tú) tan maravilloso, (tú) tan perfecto.
Descripciones que se alejan de la realidad, vagas como las palabras que se gritan en una estación con el tren en movimiento. Sin embargo ahí están, tan reales como el primer día.
Y tan falsas como la promesa del anillo que aún, mantengo en mi dedo.
¿Te decepcioné? Supongo que si, pero también supongo que ya eso no importa.
Día a dia, se pierde una letra de la sinfonía que era tu nombre. Camino en la calle y no me molesto en recogerla, que se quede ahi. Que otro hombre la recoja, que otra alma vea en tí aquello que yo no supe valorar. O que, quizás, valoré ya muy tarde.
Eres un peso que ya no sostengo, y yo, quizás soy una canción que nunca entendiste del todo.
Sin importarme nada, la noche me llama, y yo respondo... con un cigarro en una mano, y el recuerdo de tu amor en la otra.
Siempre tuyo, Maik.