Me susurraste TE QUIERO
justo después de irte
Aquello sonó tan extraño,
tan atípico,
tan atemporal,
tan poco creíble.
Yo no sabía qué decir,
sólo pude quedarme callada.
Pensé en contestar con un triste
YO TAMBIÉN,
pero ya bastante teníamos
con asimilar tu mentira,
como para tener
que hacerle también
un hueco a la mía.